jueves, 28 de junio de 2012

Día 7. Tiembla Soria que cada vez estamos más cerca

La marcha negra sigue avanzando hacia Madrid. Y hoy jueves lo ha hecho además a muy buen ritmo. Marcaban las doce de la mañana y los mineros ya estaban entrando en Cimanes de la Vega, punto y final de la séptima etapa. Una hora y media antes de lo previsto, ni más ni menos. Tal vez animado por esa velocidad de crucero un minero asturiano avisaba a voz en grito: "Tiembla Soria, cada vez estamos más cerca". A 280 kilómetros de distancia seguro que al ministro no le llegó la advertencia, pero la columna de casi 200 hombres y mujeres marcha cada día más decidida de que en la capital de España el eco de sus protestas sí llegará al interior de las verjas del 160 del Paseo de la Castellana.


Las interminables rectas volvieron a ser protgaonistas hoy


Por segundo día consecutivo, la marcha ha optado por el madrugón. Una buena estrategia que gusta a todos los mineros y que mantendrán ya hasta el 11 de julio. A las siete y cuarto se ponían en marcha desde el camping Palazuelo en Villamañán. Con las piernas todavía renqueantes de la 'kilometrada' del día anterior. El comentario era generalizado y los sanitarios lo ratificaban, "llegaron todos muy tocados", decían. Sin embargo, parece que el espíritu minero manda. Sin ir más lejos, a la marcha de este jueves se han reenganchado los compañeros que el pasado martes en León tuvieron que pasar por el Hospital debido a golpes de calor. Ninguno ha querido abandonar. Tampoco va ha hacerlo José Ángel Manga, minero lacianiego, que lleva días caminando con una mascarilla por culpa de su alergia a las gramíneas. "Me han dicho que están los niveles muy altos y que es mejor que la lleve hasta Madrid", comenta. Ha tenido que dormir aparte varios días y hasta ha sufrido una crisis asmática. Pero nada de eso le quita el buen humor ni le hace aminorar el paso hacia Madrid. Al contrario. Se emociona al recordar el compañerismo que está encontrando entre los compañeros de la columna minera.


El reparto de agua es fundamental para pelear contra el calor


La marcha negra entra en Villaquejida


Hoy, nuevamente el recorrido ha estado marcado por las interminables rectas de la N-630. En los primeros kilómetros además han tenido que zafarse de los molestos tábanos que provocaron alguna que otra picadura. El primer y único avituallamiento del día lo hicieron en Toral de los Gumanes. Media hora para retormar fuerzas y vuelta a la carretera. A medida que avanzaba la mañana, el sol se hacía fuerte y las sombras, un día más, brillaban por su ausencia. Apenas una chopera de 50 metros a mitad de camino les 'amparó' durante el recorrido. En el resto del trayecto, gorras, pañuelos, sombreros, banderas y, por supuesto, los cascos mineros servían de parapeto.

Al paso por Villamandos, una decena de vecinos de los 90 que tiene el pueblo, los animaban a pie de carretera. Los mineros lo agradecen. También los que les llegan de los vehículos con los que se cruzan. Muchos tocan el claxon. Hasta dos ciclistas extranjeras pedalearon puño en alto a la altura de la marcha.
A pesar de los ánimos se notaban las ganas de llegar. ¿Cuánto queda?, preguntaban varios mineros a uno de los encargados de la logística - "Unos 5 kilómetros". "Entonces a las doce estamos allí", calculaban. Y vaya si estuvieron.


Los casadielles endulzaron el final de la etapa


Una vecina saluda desde su casa a los mineros


Pero antes, todavía les esperaba una sorpresa. En Villaquejida. Uno de los puntos donde más apoyo popular han encontrado. El primero, un animoso vecino a la entrada del pueblo. Alentó de manera vehemente a la marcha que le devolvió varias ovaciones. Unos metros más adelante los ánimos llegaron en forma de dulce. Concretamente de los típicos Casadielles asturianos. Todo por cortesía de Mabel, que se había encargado de hacerlos y que los repartió en generosas raciones entre todos los mineros. 200 mineros, a tres por barba.... y todavía sobraron. "Es muy triste que en estos tiempos para defender el sector minero haya que andar arrastrándose por las carreteras", lamentaba con la emoción de quién vive y conoce de cerca las cuencas.


Cimanes de la Vega ha sido el final del trayecto por hoy


Muchos medios graban reportajes estos días en la marcha


Desde ahí hasta el final, apenas un 'paseo' de 3 kilómetros. A la entrada de Cimanes de la Vega, el Santa Bárbara en las gargantas de los mineros, apuntalado por un "Viva la minería española" y algún que otro 'recuerdo' para el ministro Soria. A las doce y media, muchos ya estaban duchados, con los macutos deshechos y las esterillas en el suelo del polideportivo donde harán noche. El Ayuntamiento les ha cedido esta instalación y las piscinas. Pero también les han donado 500 euros y 700 barras de pan para sus bocadillos. Un gesto reseñable para un municipio pequeño y que han echado de menos en otros ayuntamientos con mayor pedigrí.


Los mineros pasarán la noche en el polideportivo del pueblo


Los kilómetros se acumulan y es necesario estirar los músculos


Aunque menos, los sanitarios también han tenido trabajo hoy


Los colchones hinchables hacen un poco más cómoda la estancia


Mañana estarán un poco más cerca de Madrid, un poco más cerca del ministro Soria y un poco más cerca de Rajoy. Ya se lo avisaba un minero de la Hullera a unos vecinos que les aplaudían en la carretera. "Id buscando presidente nuevo", que llega la marcha negra.

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