miércoles, 4 de julio de 2012

Día 13. Por la puerta grande

La marcha negra ha abandonado Medina del Campo este miércoles con un excelente sabor de boca, que ha perdurado desde el primer paso en tierra medinense.

Como es habitual, a las 7:15 horas, ha emprendido, de nuevo, la ruta, sabedora de que, cada vez, resta menos hasta Madrid. Ya se han consumido dos tercios de todo el trayecto.

La etapa anterior no fue muy larga, el trato fue bueno y, por si fuera poco, por la noche se cenó plato de cuchara, cosa, por el momento, bastante infrecuente.


Sopa de ajo para cenar la noche anterior


La cocinera, que, de segundo, preparó muslo de pollo, recibió una ovación

Con todo eso y las pilas cargadas con seis horas de sueño, el ánimo es bueno, a pesar de que existía cierto respeto por la etapa de hoy, con casi 40 kilómetros hasta Arévalo, ya en la provincia de Ávila. Era, de hecho, la más larga de cuantas quedaban hasta el final. Se esperaba, además, bastante calor, pero, finalmente, la meteorología ha sido benévola. O, al menos, no tan cruenta como se esperaba.


Aunque no muchos lo hacen, el calentamiento antes de empezar es importante


Saliendo de Medina del Campo (son las 7:15 horas)

El grupo de Hullera Vasco-Leonesa tira hoy de la marcha. Se rota y cada día es una comarca la encargada de marcar el paso. Los chicos de la Montaña Central impusieron un ritmo interesante y constante, de unos 5,5 kilómetros a la hora.

Como resultado, la retaguardia del grupo asturiano (por lo general, más lenta) llegó a fragmentarse en algunos momentos y, de paso, se llegó con una hora de antelación sobre el horario previsto, circunstancia ésta que, de cualquier forma, el conjunto de la marcha terminó agradeciendo.


Los chicos de la Vasco, con sus banderas de León, imponen un buen ritmo

Después de tres horas, parada en un pequeño hostal de carretera pasado Ataquines.

Se reponen calorías: frutos secos, pequeños bocatas, chocolate y fruta (melón y sandía). La bebida más demandada suele ser el "Aquarius", rico en sales minerales, pero, por ese mismo motivo, es la que antes se agota en los puntos de avituallamiento.



Aplausos en Ataquines, último pueblo de Valladolid


Melón y sandía para refrescarse en el avituallamiento


Cualquier sombra es buena

En este punto de parada, reaparece Santi, uno de los personajes más singulares de los vinculados a esta aventura minera.

Cada jornada, Santi se incorpora a la marcha con su moto de alta cilindrada, recorriendo caminos secundarios paralelos a la carretera. Se adelanta a la columna humana, despliega su pancarta con el lema "Ánimo mineros" y los jalea a su paso. Cuando la marcha al completo le ha superado, se adelanta, de nuevo, a bordo de su moto y repite la operación. Así una y otra vez.


Éste es Santi. Él "sí que vale"

Su caso esconde una historia entrañable. Santi trabajó hace años en la mina. A día de hoy, este asturiano sigue trabajando en Hunosa, pero, desde hace tiempo, en una oficina. "No es lo mismo. Al fin y al cabo, soy un minero de oficina", dice con cierto sentimiento de vergüenza. "Tú eres minero de arriba a abajo, como nosotros, joder", le dice, animándole, un miembro de la marcha al escuchar las explicaciones de Santi.


La inseparable compañera de Santi

Reconoce que su peso y su corpulencia le incapacitan para formar parte de la marcha, pero deja bien claro que, a su manera, ha querido aportar su granito de arena a la reivindicación.
Cuando cada mañana Santi aparece (llegado cada día desde Asturias o desde la casa de sus padres en La Bañeza), enseguida la marcha negra empieza a corear "Tú sí que vales, tú sí que vales".


Santi haciendo de las suyas

Santi es un tipo querido en la marcha, por su buen compañerismo y su punto de inocencia bondadosa.

Poco antes de mediodía, la marcha da el salto a la provincia de Ávila. Y atravesando pinares y campos amarillos, se llega a Arévalo, destino de la etapa. Tras una larga recta para cruzar el polígono industrial, se llega al casco urbano. El recibimiento de los lugareños ha estado, como mínimo, al mismo nivel de los medinenses.


Adiós Valladolid; hola Ávila


Llegando a Arévalo una hora antes de lo previsto


Grafiti de bienvenida


Al fondo, el "Arco del Triunfo" del pueblo. ¿Será premonitorio?


Tirando besos a los mineros

"Dadles caña", "A por ellos", "Sois los únicos que lucháis",... Consignas muy repetidas por los vecinos de esta población abulense de unos 10.000 habitantes, en cuyo polideportivo municipal se ha alojado la marcha negra.


La jornada no fue tan fresquita como pudiera parecer

La longitud de la etapa ha mermado las fuerzas de muchos, por lo que la tarde ha sido de asueto y descanso.


Protección Civil trabajó de lo lindo en su hospital de campaña


Aliviando los pies en agua fría


A Valle le dio un pequeño bajón de tensión al llegar. Por suerte, sólo fue un susto


Tarde de descanso y -para los más afortunados- visitas. Alguna muy especial...

La cena se ha organizado en un escenario bastante singular: la plaza de toros del pueblo. En el pinar aledaño, un cocinero casi no daba abasto para preparar los bocatas de chorizo y panceta a la brasa. De beber, o vaso de limonada o culín de sidra.


Muchos pidieron que se soltase al ministro Soria en el ruedo


¿Mineros toreros?

Mañana la columna minera continuará en tierras de Ávila, con unos 25 kilómetros hasta Sanchidrián. No tendría por qué ser de las más duras, pero, cuando uno tiene que vérselas con rectas y más rectas sobre el asfalto, nunca se sabe.

Aún queda una semana para llegar a Madrid y en la marcha negra, cada vez, crece más el "runrún" sobre cómo serán recibidos en la capital de España y, sobre todo, cuánta gente se sumará a su llegada. A buen seguro, la incógnita crecerá en relevancia a medida que se acerque el Día D.

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