domingo, 1 de julio de 2012

Día 10. Castilla también es minera

La meseta castellana es un lugar muy distinto a las cuencas mineras; es una vasta extensión donde predominan las llanuras y los montes aislados, el color amarillo y el tiempo seco y caluroso frente a los valles verdes y frescos de Laciana, El Bierzo o la Montaña Oriental. Por ella los mineros se sienten casi como peregrinando a través de un desierto. Pero hay algo que tienen en común la gente de las cuencas y la de la meseta: el apoyo a la causa de los mineros. Y es que la solidaridad humana es un valor universal, algo que pone un poco de luz a estos tiempos tan oscuros y que esta marcha, negra, está ayudando a despertar. Sólo así se explica que en un pequeño pueblo enclavado en el corazón de Castilla brindaran a los mineros un recibimiento más propio de una localidad de las cuencas.

Pero las historias hay que empezarlas por el principio y el de la etapa de hoy fue duro. La famosa operación salida de vacaciones provocó que la marcha se desviase a los caminos de tierra anexos a la autovía con la excusa de no colapsar más el tráfico en un día que ya se preveía complicado. Pronto, las afiladas piedras del camino empezaron a pasar factura a los pies de los mineros que ya arrastran las secuelas de 10 días de caminata, y que también se quejaban de los rodeos que daba el camino 'Así la mitad no acabamos la etapa' 'Llevamos andando más de una hora y casi no hemos avanzado nada', eran algunas de las quejas a las que cada vez se unían más voces


 La Marcha Negra empezó paralela a la A-6


El firme del camino, una tortura para los mineros


Los mineros no estaban dispuestos a caminar ni un paso más en esas condiciones y en la primera parada, tan solo a 5, eternos eso sí, kilómetros de Villalpando, se plantaron y dijeron que no continuarían por el camino. Alguno ya había agotado en apenas una hora las fuerzas que en otras jornadas no se le gastaban en horas de marcha. Todos estaban además preocupados por el compañero de Laciana que camina con mascarilla por los problemas respiratorios que le causa su alergia. 'Con el polvo del camino ¡Imagínate!', explicaban. Ante las reticencias de las fuerzas del orden, que se excusaban en que montar el dispositivo de seguridad llevaría su tiempo, alguno encontró soluciones más drásticas 'Cortamos el quitamiedos, cortamos y listo. No lo hemos hecho veces, vamos a pararnos ahora por ese problemilla'. Y es que nadie en la marcha se creía que el motivo del desvío estuviese relacionado con el tráfico 'Nos han metido por un camino de cabras como si fuesemos animales, dedico esta etapa al señor Herrera que tanto nos quiere y es el responsable de esta decisión' decía un minero de Laciana 'Así nos quitan de en medio de manera doble: nos echan de la carretera para que no nos vea la gente y nos destrozan los pies para que no lleguemos a Madrid, que es lo que quieren', le secundaba un compañero. Al final se les dieron dos opciones: continuar inmediatamente para no perder tiempo caminando otro par de kilómetros por el camino mientras se organizaba el dispositivo o esperar unos 20 minutos a que estuviera listo. Había mucho que no podían dar ni un paso más por las piedras y los mineros, solidarios por definición, optaron por esperar



 La marcha, parada a la entrada de la A-6


 La organización explica las opciones y los mineros deciden


Un rato después, los mineros caminan por la autovía. El asfalto, que tantos malos ratos les ha hecho pasar, se volvía entonces paradójicamente su mejor aliado '¡Buah, qué gusto, es como pisar un colchón' exclamaba alguno. Por ese 'colchón' de asfalto la marcha recupera su buen ritmo y, muy pronto, aparece el cartel que indica que ya pisan la provincia de Vallaolid.  Los mineros aprovechan para 'acordarse' del presidente de la Junta, Juan Vicente Herrera. Por la autovía circulan ahora muy pocos coches. Todavía es pronto y, a pesar de la famosa 'operación salida' parece que la gente no ha querido madrugar


 La marcha vuelve a la autovía


 Pisar el asfalto era hoy un bálsamo para los mineros


 '¡Herrera, ya estamos aquí!'


Siguiendo a buen paso, la marcha alcanzó su segunda parada del día, un área de servicio. Esta es una de las cosas que tiene Castilla: hay poco pueblos y casi ninguno cae cerca de la autovía así que este domingo los mineros han tenido que 'repostar' (nuca mejor dicho) en las estaciones de servicio que jalonan la A-6. Por cierto que gracias a ello llevan un detallado control del precio de la gasolina y sus fluctuaciones en función de marcas y zonas... Como siempre, el descanso se aprovecha para tomar algo, estirar bien, pasar por la ambulancia para alguna pequeña cura o ponerse crema contra el sol que a esta hora empieza a apretar. En este caso había además un merendero y una pequeña zona verde de los que que dieron buen uso.


 Hoy se 'repostaba' en las áreas de servicio


 Unos descansaban en el merendero...


 ... y a otros les llamaba más el verde


De vuelta a la carretera ya se notaba más el incremento del tráfico. Sin embargo, lejos de molestarse por la presencia de la columna minera, los conductores pitaban al adelantarla y del asiento del copiloto (y de las ventanillas traseras, si iban ocupadas) asomaban manos que hacían gestos de apoyo y cabezas que lanzaban grítos de ánimo. 'Esto es lo que querían evitar sacándonos de la autovía' explicaba un minero berciano 'Tienen miedo, no quieren que nos vea la gente porque pensaban que nadie nos iba a apoyar cuando saliesemos de las cuencas y mira' Muchos también aprovechaban para fotografiar la marcha minera. Una foto que probablemente luego se convertirá en la primera en el álbum de recuerdo de estas vacaciones. Los mineros levantaban las cachas agradecidos, pero también se ponían serios si era necesario. Algunos coches pasaban a una velocidad demasiado alta y temían que acabase produciéndose algún percance del que se les culpase a ellos y acabase con la marcha otra vez fuera de la carretera. Así, entretenidos con los saludos de los conductores y las broncas a los imprudentes (y también a los responsables del dispositivo), pronto apareció en el horizonte el cartel de Villadefrades, punto de la última parada de la etapa, donde tomarían un pequeño pincho de tortilla para aguantar el arreón final


 Chalecos personalizados


 Un remojón no viene mal


La gente del pueblo salió a animar a los mineros a su llegada,que coincidía con la salida de la misa dominical,  pero en Villadefrades les esperaba una sorpresa: un gupo de personas de la localidad madrileña de Valdemoro que se habían desplazado hasta allí para llevar comida, 'pero sobre todo apoyo y un abrazo muy grande' a los mineros, decían. La crisis también azota con dureza a Valdemoro y sus vecinos han visto en la lucha de los trabajadores del carbón un ejemplo para todos los españoles 'Estos sí que valen, con un par de cojones bien puestos, no como muchos que hablan pero tienen los huevos 'pa'dentro' ', explicaba emocionada una de las jovenes que formaba parte de la comitiva. Los del Valdemoro ya han confirmado que estarán al lado de los mineros cuando lleguen a Madrid


 Villadefrades aplaudió a los mineros


 El grupo de gente de Valdemoro que visitó a los mineros


A partir de Villadefrades, vino lo duro. Los 14 kilómetros que restaban hasta Mota del Marqués se hicieron interminables. Las piernas de los mineros llevaban ya muchos kilómetros acumulados durante la jornada, y el retraso por culpa de los caminos hizo que tuvieran que recorren este tramo final a la una de la tarde, cuando más apretaba el calor. Por si fuera poco, la llanura castellana se volvía monte en esta parte y, nada más salir de Villadefrades, castigaba a los mineros con una interminable cuesta. Como premio, al coronarla se divisaba ya Mota del Marqués. Pero era un regalo envenenado: aunque parecía estar a tiro de piedra, el camino no acababa nunca. 'Joder con Castilla, mira que es ancha, larga y la hostia, ¡Parece infinita!' se lamentaba uno. Y es que la autovía y la inmensidad de la meseta pasa factura al estado de ánimo de los mineros. '¡Y lo que te queda!', le decía un compañero.


 La brisa castellana hace ondear la bandera berciana


 Castilla también tiene cuestas...


Exhaustos, por fin alcanzaban Mota del Marqués en torno a las tres y media de la tarde. Sin embargo, el recibimiento de la gente de este pueblo castellano de menos de 400 almas sirvió para curarles todos sus males. Un pequeño comité de bienvenida había salido a esperarles al cruce de la autovía: allí estaban con un pancarta de apoyo a la minería y repartiendo pegatinas de a favor del carbón. Mientras, la banda de música ensayaba el 'Santa Bárbara' para recibirlos. Una de las vecinas que organizaba la bienvenida era Aurora Manolita, una mujer del pueblo que además lo tenía todo dispuesto para ayudar a los mineros a relajar los músculos después de un día tan duro. Manolita, también tiene su propia historia que merece ser contada: profesora de yoga, trabajó durante muchos años en el País Vasco. Cuando decidió volver a Mota del Marqués, su pueblo, no lo hizo sola. Se trajo consigo a 30 de sus alumnos que cambiaron la ciudad por el campo y salvaron la vida a la localidad. A disposición de los mineros también pone el local donde da sus clases, situado justo en frente del colegio en el que la marcha hará noche, 'Es un sótono muy fresco' explica 'Allí el que quiera puede dormir más a gusto'  Nueva sorpresa cuando los mineros entran en el pueblo: son escoltados por la orquesta asturiana 'Ventolín', una formación musical de Gijón que ha venido a apoyar a los mineros. La marcha tiene que cruzar todo el pueblo hasta llegar a las escuelas, ubicadas en el extremo opuesto. Todo el mundo está en la calle o en los balcones aplaudiendo o lanzando salvas, la pancarta y la música de los orquesta precede a la marcha, que se ve incrementada con muchos familiares que han venido a pasar el domingo con ellos. Las banderas ondean al viento. La estampa es más típica de una romería o fiesta popular, también comunes en esta zona de Castilla. Pero no, es la marcha negra, la minera. Y no es Laciana, ni Asturias, ni Ciñera, ni El Bierzo. Es Castilla, a kilómetros de las cuencas.


 Comité de bienvenida en Mota del Marqués


 La banda del pueblo ensaya el 'Santa Bárbara'


 La marcha entra en Mota el Marqués


 Aplausos para los mineros


 Muchos reciben este domingo la visita de sus familias


Después de ducharse y comer a los mineros les queda toda la tarde para disfrutar del pueblo. Muchos de ellos lo hará en compañía de sus familias. La suegra de un trabajador de Laciana va a venir cargada de churros. Por la noche, tampoco se perderán el partido de la selección. Todo el pueblo va a congregarse en el bar de las Piscinas, que anunciaba una gran fiesta con carteles en cada esquina. Hoy quizás celebren con unos mineros llegados de kilómetros de distancia el triunfo de La Roja. Y es que al final Castilla y las cuencas no van a ser tan diferentes... 

 
 
 

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