lunes, 2 de julio de 2012

Día 11. Esta marcha no se para

La marcha retoma la senda del asfalto tras un duro fin de semana. Alcanzado el ecuador de la ruta y tras un fin de semana de etapas largas (alguna rozando los 40 kilómetros) y de mucho calor, este lunes y sus 24 kilómetros pueden considerarse, en cierto modo, una etapa de transición.

El sol no ha castigado en demasía, con una media de 22-24 grados centígrados. Esta vez el calor lo han puesto las gentes de la Tierra de Campos vallisoletana.

Ánimos por todo lo alto...y desde lo alto


A diferencia de lo que pudiera pensarse en un primer momento, la victoria de España en la Eurocopa ha tenido un papel secundario en las conversaciones en el seno de la marcha.

La verdadera "comidilla" en los grupos era los resultados que pudiera dar de sí la reunión -en Madrid y a las once de la mañana- a la que los sindicatos mineros habían sido convocados por el ministro de Industria.

Atrás queda Mota de Marqués. Unos diez kilómetros después llega la primera parada en un área de servicio para reponer fuerzas y calorías que quemar.

En determinados momentos, el agua es la mejor compañía


La marcha negra sigue su camino, rodeada por un océano amarillo: los campos castellanos de cereal.

El sol no ha hecho tanta mella como otros días y, en esta ocasión, el calor (humano) lo han puesto las gentes de Tordesillas, que han visto rota la rutina de sus lunes por la excepcionalidad de una columna humana de más de 160 mineros.


Primero, el Tordesillas de dibujo

Y unos cientos de pasos después, el Tordesillas de verdad

Aunque escasos, también ha habido guiños al triunfo de La Roja

Hoy, los 6 de Palencia tiraron de la marcha


Por unos minutos, los lugareños se han agolpado en las aceras de esta villa bañada por el Duero. Bares, tiendas de ultramarinos y pequeños negocios sólo han tenido ojos por un rato para la marcha negra mientras ésta se dirigía a la Plaza del Ayuntamiento.


Los mineros en hilera; a ras de suelo, los cascos, también

Como si formase parte del guión, cuando las campanadas señalaban la llegada del mediodía, los mineros han irrumpido en la coqueta plaza en la que se ubica la casa consistorial.

Sentada frente al Ayuntamiento: reivindicación y descanso

El joven alcalde del pueblo, José Antonio González (35 años, del PSOE y elegido hace apenas unos meses como regidor), ha oficiado como anfitrión.

El joven alcalde empatizó con los mineros

"Somos gente humilde, vinculada al campo, que no quiere que el medio rural se despueble. Por eso, apreciamos y apoyamos a la gente que lucha por lo suyo y por su tierra", les ha transmitido el alcalde, que, rápidamente, ha sido correspondido con unos sinceros "¡Viva Tordesillas!".

Según ha querido resaltar, esta población pucelana ha sido históricamente cruce de caminos. Lo ha sido en el pasado y lo es, hoy en día, como nudo de comunicaciones por autovía. "Eso ha hecho de nosotros gente hospitalaria y acostumbrados a recibir a los viajeros", ha dicho el regidor.

En la recepción, otra visita inesperada: la del diputado nacional de Izquierda Unida, Gaspar Llamazares, caluroso con los mineros y crítico con el ministro Soria. "Es el ministro de la incompetencia", según sus palabras.

Gaspar Llamazares atendiendo a un periodista inglés

Ha tenido ocasión de trasladar su apoyo a la marcha negra, a pesar de que muchos de los mineros son más que escépticos cuando un político (sea del signo que sea) se les arrima. "No queremos regalarles fotos con nosotros", ha mascullado más de uno.

A partir de ahí, rumbo al pabellón municipal, hoy casa improvisada de los mineros y su "ciudad andante".

Allí, ellos terminan. Y es cuando comienza la efervescencia en la labor de la Cruz Roja. Una docena de enfermeros trabaja con denuedo en la atención de los miembros de la expedición. Las cargas musculares, las hinchazones y las ampollas están a la orden del dia.

Curando ampollas

Y recibiendo masajes

La Cruz Roja se ha convertido en una especie de imprescindible ángel de la guarda para la marcha negra.

En un "visto y no visto", el pabellón se convierte en la Gran Casa Minera

Ésta es la "habitación estandar"

Y ésta, una "habitación deluxe"

Las piscinas municipales han dado un momento de respiro y -lo más importante- de chapuzón para los mineros. Antes, comida en el pinar aledaño.

De menú, parrillada de pescado. Bonito, para más señas.

A la noche, más parrillada. Esta vez, de carne.

Llegado este punto, la única toalla que se tira es la que se llevó a la piscina. Para que se seque. Desde luego que no la anímica, por mucho que se interprete la reunión sin frutos del ministro con los sindicatos en Madrid como un intento por minar la moral de la marcha negra para que desista de llegar a la capital de España.

"Ya sólo nos falta declararles la guerra", dice, enojado, Iñaki, minero de la Vasco. "Que a todo el mundo le quede claro que no vamos a parar hasta Madrid".

Mañana, martes, se espera que los líderes sindicales de UGT y Comisiones Obreras, Méndez y Toxo, se unan en los últimos kilómetros de la etapa de casi 30 kilómetros hasta Medina del Campo.

Pero ése será otro capítulo... Eso sí, de una misma historia.

Porque, tras el día de hoy, para los mineros leoneses, asturianos y palentinos, lo más importante es que, al Gobierno, le quede claro que, aunque siga sin ceder un milímetro en su postura, ESTA MARCHA NO SE PARA.

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