jueves, 5 de julio de 2012

Día 14. No todo está perdido

Los casi 40 kilómetros de la etapa anterior hicieron mella entre muchos, pero la vida sigue. Y la marcha también.

Hoy la jornada ha comenzado con una breve asamblea informativa para dar cuenta de algunos asuntos de intendencia, logística y organización. Se ha dado cuenta del recorrido de las próximas etapas y, por ejemplo, también se ha anunciado que la marcha negra no subirá el Alto del León para llegar a la Comunidad de Madrid.


Asamblea mañanera


Y ya después, el desayuno

Se ha conseguido la autorización para atravesar el puerto a través de los túneles del Guadarrama, en la autopista. Desde el punto de vista físico, era la opción más aconsejable. Con más de 300 kilómetros en las piernas, a estas alturas, habría supuesto un gran gasto de energía en un momento en el que el depósito ya empieza a estar justito. No tanto, por el ascenso, sino más bien por la bajada, que conlleva un importante desgaste muscular en una caminata de largo recorrido como ésta.

La asamblea también ha servido para anunciar que el Ayuntamiento de Pozuelo-Aravaca se ha convertido en el único que se ha negado a dar un techo a la marcha. En Aravaca concluirá la penúltima etapa y su alcaldesa, del PP, se ha convertido en la excepción que confirma una regla general que, durante todo el camino, ha sido de hospitalidad máxima.

Una asociación cultural de esta población madrileña ha ofrecido como alternativa sus propias viviendas, aunque, finalmente, por cuestiones organizativas y para no disgregar el grupo, se trabaja en otras opciones, como, quizá, acondicionar un colegio en colaboración con este colectivo.

Los mineros han recibido con cierto asombro la negativa del Ayuntamiento de Pozuelo, aunque la sorpresa se ha tornado en cierto enojo al conocer que hace sólo unos meses sí se dieron todas las facilidades para hospedar a 14.000 jóvenes católicos con motivo de la visita del Papa a Madrid.

Más allá de esta circunstancia, la marcha negra ha vuelto a la carretera en torno a las 7:30 horas, diciendo adiós a un Arévalo que ha tratado a los foráneos como si fueran de casa.


En la salida: ¡Preparados!


¡Listos!


¡Ya!

El reencuentro con el asfalto siempre tiene algo de incertidumbre. Durante la tarde, o incluso al levantarte, las sensaciones pueden ser físicamente buenas, pero la prueba de fuego está en el contacto con la carretera. Los dos primeros kilómetros suelen ser bastante esclarecedores sobre cómo será el resto de la etapa: para algunos, casi un paseo triunfal; para otros, todo un castigo.


Otra ciudad andante. No es la de los mineros. Es la de los feriantes: Arévalo estaba en fiestas


A la salida de Arévalo, cruzando el puente sobre el río Adaja

Superado por poco el ecuador de la etapa, parada de descanso en un área de servicio de Adanero y avituallamiento a base de fruta y bocatas (algunos de carne, reciclados del día anterior).


Repostando en la gasolinera

Tras media hora de reposición de fuerzas, charla sobre cómo van hoy las fuerzas e intercambio de todo tipo de pomadas, consejos, pastillas y otros remedios milagrosos para afrontar la segunda mitad de la etapa, se retoma la caminata.


Luis, de la Vasco, se arrancó como "speaker" en el momento más cachondo de la jornada.


Santi y su moto, fieles a su cita diaria con la marcha negra


Las nubes hicieron más liviana la etapa de hoy durante buena parte del trayecto

Abandonamos la autovía para enfilar una larguísima recta en la Nacional Sexta hasta llegar a Sanchidrián. Pasadas cinco horas del inicio, la llegada al pueblo vuelve a estar cargada de reconocimiento, respeto y cordialidad. A la cabeza, el alcalde, del Partido Popular, con una actitud bien distinta a la de su homóloga de Pozuelo.


Entrando en Sanchidrián


Este lugareño se arrancó con un "Asturias, Patria Querida"


"Recadito" para el presidente del Gobierno


Recibidos frente al Ayuntamiento


Y el alcalde, guiando a los mineros hasta el pabellón

Él mismo se ha encargado de conducir a la marcha negra hasta el polideportivo del pueblo, uno de los más modestos que se han visitado en toda la marcha. Justito de espacio, pero cumplidor después de todo, el recinto bien sirve para cobijar al grupo. No importa tener que apelotonar un poco más que otros días los sacos de dormir, las colchonetas y las mochilas. La mente de los mineros no está, precisamente, en el nivel del servicio de alojamiento. Aquí, el mayor de los extras, suele ser que haya disponible agua caliente. Hoy, como casi siempre, no fue el caso.


De comer, empanada asturiana


De dos tipos, por cierto

Su mente está en su casa, por un lado, y en Madrid, por otra.

Aunque esta tarde, también, un poquito en Bruselas.

Pendientes con cierta intermitencia de las noticias que llegan de fuera cada dia, hoy ha sido particularmente comentada y celebrada la del desmarque de la Unión Europea con respecto a los recortes presupuestarios que el Gobierno quiere aplicar a la minería del carbón. En los corrillos y tertulias improvisadas alrededor de varios sacos de dormir o de alguna mesa de chiringuito, este hecho ha supuesto una relevante y necesitada inyección de ánimo.


De tertulia


El chiringuito junto al pabellón tuvo más trabajo de lo habitual


Cruz Roja y Protección Civil tampoco paran

"Parece que, por fin, no estamos solos", comentaba uno. "A ver si Bruselas se atreve a apretarle de los huevos a este Gobierno", le ha replicado su colega con mucha más vehemencia.
Se busca la solución en Madrid, pero, quizá, ésta aparezca por la puerta de Bruselas. Es, al menos, el rayo de esperanza que, por unas horas, se ha colado en el seno de la marcha negra.

Quizá, después de todo, no todo esté perdido. Cuando todo pinta negro, los mineros también intentan aferrarse a cualquier hecho o gesto que implique luz o esperanza.

No obstante, la columna minera coincide en que la llave maestra está en Moncloa. Y allí, dentro de menos de una semana, irán a buscarla.

Mañana, viernes, los carteles de los puntos kilométricos por la carretera perderán los tres dígitos y pasarán a tener sólo dos.

Estaremos ya a menos de cien de la gran capital.


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